BURSITIS Y TENDINITIS


La bursitis y tendinitis son procesos inflamatorios caracterizados por la aparición de dolor en las zonas que rodean las articulaciones o que unen estas con otras partes del sistema musculoesquelético.


BURSITIS

Es la inflamación de la bolsa o saco de liquido sinovial (Bursa) que se encuentra en las zonas de fricción de la piel, los ligamentos, los tendones, los músculos y los huesos.  Su función es proteger las partes mas sensibles cuando friccionan con otras más resistentes, por ejemplo, la piel sobre el hueso.

Entre las causas conocidas de bursitis se incluyen las infecciones, los traumatismos y las inflamaciones de tipo reumático, como la gota, que es una inflamación producida por el aumento del ácido úrico.  Al igual que en las tendinitis, las personas que practican ejercicio físico intenso y repetitivo tienen más riesgo de sufrir bursitis.  En algunos casos de tendinitis y bursitis no es posible establecer la causa.

TENDINITIS

Es la inflamación de uno o varios tendones.  Los tendones son tejidos elásticos y resistentes, mediante los cuales los músculos del organismo se insertan en los huesos.  Cuando un músculo se  contrae, su tendón se acorta; cuando se relaja, el tendón se estira.  El hecho de que el tendón se acorte o se estire facilita la movilidad del músculo.

La mayoría de los casos de tendinitis se origina por una utilización excesiva y reiterada del tendón.  Los deportistas y los trabajadores que desarrollan un esfuerzo físico intenso tienen predisposición a padecer tendinitis en las partes del cuerpo con mayor frecuencia.

El dolor es desencadenado por el movimiento es el síntoma principal de estas dos afecciones.  Su localización depende da la bolsa sinovial (en el caso de la bursitis) o del tendón (en el caso de la tendinitis) afectados.  Otros síntomas y signos que en ocasiones aparecen son enrojecimiento y aumento de la temperatura de la piel en la zona afectada.  Este hallazgo es tanto más frecuente cuanto más cerca de la piel se encuentren la bolsa sinovial o el tendón inflamados.  La presión sobre la zona afectada también produce dolor.  En las bursitis se aprecia hinchazón de la piel que cubre la articulación.

MECIDINA ORTODOXA

DIAGNOSTICO

El diagnóstico de la tendinitis y de la bursitis se basa en los síntomas que refiere el paciente y en la exploración.  La localización del dolor y la actividad física que realiza el paciente ayudan a precisar cuál es la bolsa o el tendón afectados por la inflamación.  Por ejemplo, en personas que friegan el suelo de rodillas y que presentan dolor e inflamación de la cara anterior de la rodilla, hay que sospechar una bursitis de esta zona, causada por la presión persistente ejercida sobre la bolsa sinovial por el hueso y el suelo.  Otras regiones del cuerpo que se ven afectadas con frecuencia son el hombro, el talón, la cadera, el codo y la mano, especialmente en la zona del dedo pulgar.

Debido a la proximidad de las bolsas sinoviales, y a la similitud de los signos y síntomas que producen, en ocasiones resulta difícil diferenciar si se trata de una bursitis o de una tendinitis.

En el caso de la bursitis puede ser necesario puncionar la bolsa sinovial y extraer el liquido que contiene para analizarlo en el laboratorio.  Esto ayudará en los casos dudosos a esclarecer la causa quela ha provocado.

las bursitis y las tendinitis deben diferenciarse de otros procesos inflamatorios o traumáticos de las articulaciones, los músculos, los huesos, y los ligamentos.  Para ello hay que realizar exploraciones mediante radiografía, ecografía, resonancia magnética o análisis de sangre.

TRATAMIENTO

El objetivo principal del tratamiento es calmar el dolor.  Por lo tanto, se debe reducir la inflamación y mantener en reposo el tendón o la zona afectada.

Para reducir la inflamación se pueden utilizar medios físicos, como el frio.  La aplicación de hielo sobre la zona afectada alivia de forma rápida el dolor y la inflamación.  El hielo no debe estar en contacto directo con la piel, ya que esta podría dañarse por el frio excesivo.  Por lo tanto, el hielo se debe aplicar envuelto en un paño de tela o en una hoja de plástico.  En ocasiones resulta más cómodo aplicar en la zona afectada una bolsa de guisantes congelados en lugar de cubitos de hielo ya que los guisantes se adaptan mejor a las curvas del cuerpo.

Para reducir la inflamación se utilizan también medicamentos antiinflamatorios, pero estos fármacos deben ser prescritos por el medico, puesto que, aunque son muy eficaces, también presentan efectos adversos importantes, como las hemorragias digestivas.

Los calmantes o analgésicos son útiles para aliviar el dolor cuando no es aconsejable la administración de antiinflamatorios.

El reposo también es fundamental para el tratamiento.  Al limitar el movimiento se alivia el dolor y s evita la causa que lo ha producido.  A veces es necesario poner un vendaje que impida  el movimiento involuntario de la zona afectada.

En las bursitis producidas por gota, el tratamiento consiste en disminuir los noveles de acido úrico en la sangre.  En las bursitis de causa infecciosa, el tratamiento se basa en la administración de antibióticos.  Estas medidas deben acompañarse de reposo y de tratamiento antiinflamatorio.

El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos de bursitis crónica.  Una vez solucionado el dolor agudo, la realización de ejercicios de rehabilitación acelera el proceso de curación.

PREVENCION

La educación postural, consistente en modificar los movimientos del cuerpo perjudiciales, es fundamental para evitar las recaídas o la cronificación.
Es importante realizar ejercicios de calentamiento y estiramiento antes de iniciar cualquier deporte.

Las medidas de prevención laborales, cómo adaptar los instrumentos o herramientas para evitar los movimientos perjudiciales, también son aconsejables para la prevención de bursitis y tendinitis.

MEDICINA ALTERNATIVA

TERAPIAS NUTRICIONALES

Terapia Orto molecular:  La vitamina C frena el envejecimiento celular y, al activar la formación de proteínas, favorece la deconstrucción de los ligamentos y tendones lesionados.  La vitamina B12 reduce la inflamación y el dolor de los tejidos blandos.  La vitamina E (aceites de omega y de pescado) desinflama la cápsula articular.  El selenio evita la degeneración de las membranas articulares.

TERAPIAS CON PLANTAS


Fitoterapia:  La corteza del sauce (Salix alba), la sumidad florida de la ulmaria (Filipéndula ulmaria), y las raíces del harpagofito (Harpagophytum procumbens), administradas por vía interna en tisanas o capsulas, o localmente mediante cremas, inhiben la formación de sustancias inflamatorias. 

El efecto antiinflamatorio de las plantas se refuerza con la aplicación de pomadas preparadas con flores de árnica (Árnica montana) y hojas de gaulteria (Gaultheria procumbens).  Para eliminar el liquido acumulado en la bursitis, se escogen plantas
 que estimulan el drenaje, como los tallos estériles de la cola de caballo (Equisetum arvense) y la raíz del diente de león (taraxacum officinale). 

Para mejorar la circulación, se administran tisanas o cápsulas de hojas de ginkgo (Ginkgo biloba).

Aromaterapia: Los aceites esenciales de romero (Rosmarinus officialis), geranio (Pelargonium adoratissimum) y cayeput (Melaleuca), añadidos al aceite del masaje y aplicados en forma de fricciones suaves, alivian la inflamación.


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